
Mi despertar espiritual
A lo largo de mi vida, he aprendido que el camino espiritual y energético está lleno de mensajes y señales que a menudo no entendemos. Desde una edad temprana, comenzó a recibir estas señales sin comprender su significado. Aquí te comparto cómo inició este hermoso ya veces desafiante despertar espiritual que me ha guiado hasta hoy.
El Primer Encuentro con un Ser de Luz
Tenía solo ocho años y me estaba preparando para mi primera comunión en la iglesia católica. La noche anterior a la ceremonia, tuve una experiencia que hasta el día de hoy me acompaña. Un ser de luz, sin forma definida pero irradiando una energía blanca y pura, se presentó ante mí. Este ser me entregó algo redondo y muy iluminado; En ese instante sentí una emoción tan intensa que casi me desmayé. Lloré de agradecimiento sin entender completamente lo que estaba experimentando. Me desperté llorando y temblando, llena de una mezcla de miedo y paz.
A la mañana siguiente, le conté a mi madre lo que había sucedido, pero lo interpretó como un sueño infantil. Al ser tan pequeña, guarda esa experiencia en el fondo de mi corazón, sin saber que sería el primer paso en mi camino espiritual.
Un sentimiento de anticipación y pérdida
Poco después de esa experiencia, comencé a tener presentimientos. Recuerdo un episodio en particular con mi hermano mayor, que ocurrió en abril. Tuve una sensación extraña, una especie de advertencia, y le insistí para que se quedara conmigo en casa. Él estaba arreglando un muro, y aunque ocupado yo no comprendía el porqué, sentía que debía estar con él. Horas más tarde, recibimos la noticia de que había sufrido un accidente de tránsito y estaba en coma.
Esta experiencia me dejó confundida, ya que no entendía de dónde venían esos sentimientos y premoniciones. A medida que pasaban los años, esos seres de luz volvieron a aparecer en momentos difíciles, como si quisieran guiarme y protegerme. A veces, veía imágenes en mi mente, como si se proyectaran en una pantalla, pero aún no entendía su propósito.
Encuentro con un Ángel en la Tierra

El Años después, cuando pasaba por una etapa de bloqueo y tristeza en mi vida, sentí la necesidad de buscar ayuda profesional. Mi vida estaba llena de problemas: mis negocios no prosperaban, mi autoestima estaba por el suelo y todo parecía estar en mi contra. Decidí buscar la ayuda de un psicólogo.
Al llegar a la clínica para solicitar una cita con un médico general de mi EPS, con el fin de obtener una orden para ver a un psicólogo, me encontré con una mujer en la sala de espera. Noté que me miraba de manera particular, y después de unos minutos me preguntó a qué hora tenía mi cita. Le respondí y, a partir de ahí, comenzamos a conversar. Durante la charla, ella me observaba con una empatía profunda, algo que nunca antes había sentido. Mis emociones estaban a flor de piel, en especial porque estaba pasando por un momento difícil: mi ojo derecho se veía oscuro y presentaba un orzuelo interno, lo que me causaba incomodidad y preocupación.
Al darme cuenta de mi tristeza, me preguntó suavemente qué era lo que me sucedía. Sin poder contenerme, las lágrimas empezaron a brotar. En ese momento, la mujer me sorprendió al revelarme que era psicóloga holística y que tenía el don.
Me dijo que los ángeles le habían hablado de mí y que necesitaba ayuda espiritual. Me ofreció su apoyo, y aunque temía no volver a verla, antes de que entrara a su cita, me dio su número de contacto. Aquel fue un día especial, y sentí que había recibido un verdadero mensaje del cielo.
Conociendo a Mi Ser de Luz
Dos días después, encontré el número que me había dado, recordando que terminaba en el número 8, un número que siempre me ha acompañado. Fui a mi primera cita con ella y me reveló algo increíble: tenía un ser de luz maravilloso que me cuidaba. Me ofreció realizar una regresión para conocerlo, y acepté emocionada.
Durante la regresión, viajé a través de diez vidas pasadas, y en una de ellas, descubrí que había sido un bibliotecario en Alejandría, rodeado de antiguos pergaminos. Fue en ese momento cuando el ser de luz se manifestó. Con voz serena y sin que yo lo esperara, pronuncié las palabras: “Soy el Arcángel San Gabriel. La he cuidado y la cuidaré hasta el fin.” El terapeuta se sorprendió al escucharme y, lentamente, me ayudó a regresar al presente.
Al salir de la sesión, sentí una mezcla de asombro y felicidad, sabiendo que no estaba sola. Camino a casa, le pedí al Arcángel San Gabriel que me enseñara cómo comunicarme con él. No escuché una respuesta directa, pero sentí que debía rezar nueve Padre Nuestros y un Ave María.
Una confirmación desde el cielo
Al llegar a casa, mi madre me tenía un regalo especial: la novena del Arcángel San Gabriel. Al abrir el libro, noté que incluía la misma secuencia de oraciones que había sentido: nueve Padre Nuestros y un Ave María. Me quedé asombrada por la sincronía y comprendí que había encontrado una forma de comunicarme con él.
Desde ese momento, mi conexión con los ángeles y seres de luz se volvió una parte fundamental de mi vida. Entendí que cada experiencia y cada mensaje que me enviaban tenía un propósito, guiándome hacia la sanación y la realización espiritual.